ALBERTO MANTILLA
En la casa de Alberto Mantilla, en Nueva York, el diseñador tiene la mayoría de los objetos que ha creado para el hogar. No todos -cuenta entre risas- porque cuando alguien lo visita y se enamora de alguno, a él no le queda más que decir: ¡llévatelo!
Afine la ensalada con Salad Song, un divertido juego de aceitera y vinagrera.
Esa misma conexión con sus diseños la sienten quienes visitan el Museo de Arte Moderno de la capital del mundo, en especial con uno: Camilas's Hug (El Abrazo de Camila). Esta icónica pieza, compuesta por un salero blanco y un pimentero negro que se abrazan, es uno de los objetos más vendidos en la tienda del museo.
Bogotano, graduado en diseño industrial en la Universidad Javeriana en 1983, viajó a Estados Unidos en busca de oportunidades. Con esfuerzo y talento, y algo de suerte, las encontró, las tomó y los buenos resultados le abrieron nuevas posibilidades, como fundar sus propias empresas, Curve ID y Mint: la primera, dedicada al diseño industrial, con clientes de la talla de Nike, Colgate, Jhon Deere o T-Fal; y la segunda, a crear objetos cotidianos para el hogar.
Háblenos un poco de sus dos empresas
"Curve ID que es una consultoría en diseño, nos buscan para que sigamos una marca. Mint es nuestra propia marca donde hacemos una colección de objetos con unos parámetros claros: son hechos con materiales nobles, no tenemos plásticos, todo es madera, cerámica, metal, vidrio. Son proyectos que tienen un mensaje, tienen semántica".
¿Qué significa eso?
"Es cuando los objetos se comunican con las personas. La gente se enamora de ellos por x o y motivo. Ahí está la magia del diseño. Básicamente, diseño es aprender a comunicarse no verbal, no escrito, sino con objetos, con colores, con texturas, con materiales".
Como el Abrazo de Camila...
"El caso de Camila's Hug sucedió cuando los atentados a las Torres Gemelas, en una época en que la gente se estaba preguntando por qué tanta maldad, por qué pasan estas cosas.
Un diseñador me dice que hay un concurso de saleros y pimenteros. Con esa información empiezo a pensar y a crear leyes: tiene que ser blanco y negro, quiero unirlos porque sal y pimienta nunca se unen. Después resulta una forma y, por accidente o por ósmosis, viene con una cantidad de representaciones: yin y yan, por ejemplo.
Pero en el momento en que se vende, la gente empieza a comprarlo y a darle otros significados: tolerancia racial, unión, dejar de pelear, reconciliación... Ahí es cuando el diseño se vuelve un monstruo gigantesco".
¿Cómo llegó a trabajar para compañías como Sony, Colgate, Nike...?
"Hemos estado muy de buenas. Una cosa muy importante en Estados Unidos es la reputación. Si hago un buen trabajo y este sale adelante, el cliente se casa con uno. ¿Cómo hemos conseguido esos clientes? Yo he hecho lo posible, lo mínimo que uno puede hacer es lo posible, y cuando se hace se abren puertas. Si uno crea esa energía, cualquier cosa puede pasar.
Así llegó Ford, trabajamos por 7 años consecutivos para Smart Design, la firma de diseño más grande y reconocida del mundo; competimos con los diseñadores de BBW cuando Jhon Deere -fabricante de maquinaria para agricultura y jardines- estaba buscando compañía, les ganamos y llevamos 20 años diseñando para ellos; luego vino Colgate, Nike, Pyrex, T-Fal... Se crean relaciones con base en cuidar la reputación y la calidad del trabajo".
Las manijas en la cuna que diseñó para su hijo Mateo tienen forma de sonrisas. ¿Qué tan importante es el humor al momento de diseñar?
"La cuna de Mateo es un proyecto que fue manejado ciento por ciento por sentimientos. Simplemente, digo cómo quiero que mi hijo esté en una cuna: quiero un material natural como la madera; quiero que esté en un óvalo, como un vientre; llevarlo conmigo; mecerlo; quiero que se despierte y vea una sonrisa, por eso la forma de las manijas. Son cosas que quiero y las pongo juntas y sale algo. Entonces sí, hay humor, hay sentimientos, y todo eso hay que traducirlo en los objetos".
¿Qué proyectos tiene ahora?
"Me encantaría contar el "cuento", educar y compartir lo que sé y, de nuevo, cerrar el ciclo en la parte de diseño. Mis planes son conseguir industria que quiera desarrollar programas con nosotros. Para mí sería cerrar con broche de oro el poder hacer algo en Colombia".
¿Qué le gustaría diseñar que no lo haya hecho?
"Yo he tenido esos sueños y los he perseguido. Para mi soñar es súper importante, es un contrato con la vida. De pronto me gustaría diseñar un espacio, una casa. Comprar un terreno por allá en una montaña y diseñar mi casa, creo que este sería uno de mis sueños".
Y algo a lo que le cambiaría el diseño.
"Al carro. Es lo más ineficiente que hay".
¿De todo lo que diseña, qué es lo que más disfruta hacer?
"Yo siempre he dicho que en la variedad está el placer. Lo que yo quiero de mi compañía es no especializarnos en nada, queremos ejercitar todos los músculos de la creatividad".
Bogotano, graduado en diseño industrial en la Universidad Javeriana en 1983, viajó a Estados Unidos en busca de oportunidades. Con esfuerzo y talento, y algo de suerte, las encontró, las tomó y los buenos resultados le abrieron nuevas posibilidades, como fundar sus propias empresas, Curve ID y Mint: la primera, dedicada al diseño industrial, con clientes de la talla de Nike, Colgate, Jhon Deere o T-Fal; y la segunda, a crear objetos cotidianos para el hogar.
Háblenos un poco de sus dos empresas
"Curve ID que es una consultoría en diseño, nos buscan para que sigamos una marca. Mint es nuestra propia marca donde hacemos una colección de objetos con unos parámetros claros: son hechos con materiales nobles, no tenemos plásticos, todo es madera, cerámica, metal, vidrio. Son proyectos que tienen un mensaje, tienen semántica".
¿Qué significa eso?
"Es cuando los objetos se comunican con las personas. La gente se enamora de ellos por x o y motivo. Ahí está la magia del diseño. Básicamente, diseño es aprender a comunicarse no verbal, no escrito, sino con objetos, con colores, con texturas, con materiales".
Como el Abrazo de Camila...
"El caso de Camila's Hug sucedió cuando los atentados a las Torres Gemelas, en una época en que la gente se estaba preguntando por qué tanta maldad, por qué pasan estas cosas.
Un diseñador me dice que hay un concurso de saleros y pimenteros. Con esa información empiezo a pensar y a crear leyes: tiene que ser blanco y negro, quiero unirlos porque sal y pimienta nunca se unen. Después resulta una forma y, por accidente o por ósmosis, viene con una cantidad de representaciones: yin y yan, por ejemplo.
Pero en el momento en que se vende, la gente empieza a comprarlo y a darle otros significados: tolerancia racial, unión, dejar de pelear, reconciliación... Ahí es cuando el diseño se vuelve un monstruo gigantesco".
¿Cómo llegó a trabajar para compañías como Sony, Colgate, Nike...?
"Hemos estado muy de buenas. Una cosa muy importante en Estados Unidos es la reputación. Si hago un buen trabajo y este sale adelante, el cliente se casa con uno. ¿Cómo hemos conseguido esos clientes? Yo he hecho lo posible, lo mínimo que uno puede hacer es lo posible, y cuando se hace se abren puertas. Si uno crea esa energía, cualquier cosa puede pasar.
Así llegó Ford, trabajamos por 7 años consecutivos para Smart Design, la firma de diseño más grande y reconocida del mundo; competimos con los diseñadores de BBW cuando Jhon Deere -fabricante de maquinaria para agricultura y jardines- estaba buscando compañía, les ganamos y llevamos 20 años diseñando para ellos; luego vino Colgate, Nike, Pyrex, T-Fal... Se crean relaciones con base en cuidar la reputación y la calidad del trabajo".
Las manijas en la cuna que diseñó para su hijo Mateo tienen forma de sonrisas. ¿Qué tan importante es el humor al momento de diseñar?
"La cuna de Mateo es un proyecto que fue manejado ciento por ciento por sentimientos. Simplemente, digo cómo quiero que mi hijo esté en una cuna: quiero un material natural como la madera; quiero que esté en un óvalo, como un vientre; llevarlo conmigo; mecerlo; quiero que se despierte y vea una sonrisa, por eso la forma de las manijas. Son cosas que quiero y las pongo juntas y sale algo. Entonces sí, hay humor, hay sentimientos, y todo eso hay que traducirlo en los objetos".
¿Qué proyectos tiene ahora?
"Me encantaría contar el "cuento", educar y compartir lo que sé y, de nuevo, cerrar el ciclo en la parte de diseño. Mis planes son conseguir industria que quiera desarrollar programas con nosotros. Para mí sería cerrar con broche de oro el poder hacer algo en Colombia".
¿Qué le gustaría diseñar que no lo haya hecho?
"Yo he tenido esos sueños y los he perseguido. Para mi soñar es súper importante, es un contrato con la vida. De pronto me gustaría diseñar un espacio, una casa. Comprar un terreno por allá en una montaña y diseñar mi casa, creo que este sería uno de mis sueños".
Y algo a lo que le cambiaría el diseño.
"Al carro. Es lo más ineficiente que hay".
¿De todo lo que diseña, qué es lo que más disfruta hacer?
"Yo siempre he dicho que en la variedad está el placer. Lo que yo quiero de mi compañía es no especializarnos en nada, queremos ejercitar todos los músculos de la creatividad".
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